¿Por qué se ha producido la crisis económica? Una perspectiva austriaca

Mucho se ha discutido acerca de la crisis económica que llevamos sufriendo desde el año 2008. Cuando se trata de encontrar sus causas, los mercados libres y el capitalismo no tardan en ser colocados en el punto de mira por multitud de ciudadanos, académicos y políticos. Sin embargo, estas opiniones resultan estar peligrosamente equivocadas, pues podrían condicionar futuras acciones que llevasen a nuevas recesiones. El objeto del presente artículo es demostrar cómo la intervención estatal en los sectores financiero, bancario y monetario es la verdadera causa de estos «ciclos económicos», supuestamente inherentes a la codicia «neoliberal».

Como ya he dicho, no hay sectores tan intervenidos en cualquier economía mundial como los antes citados. Lo que se preguntará el lector es cómo este «socialismo monetario», según la definición de Juan Ramón Rallo, nos ha llevado ─y nos seguirá llevando mientras perviva─ a situaciones de recesión.

Primero, debemos saber que la planificación económica desde arriba distorsiona la información creada en el marco del proceso espontáneo y descentralizado de cooperación social que conocemos con el nombre de mercado. La información necesaria para culminar dicha coordinación espontánea posee un carácter disperso, tácito y no articulable, por lo que a un órgano director ─léase Estado─ le resulta imposible recopilar todo el conocimiento de la sociedad de forma constante y actualizada para dictar mandatos sobre el modo de conducir todas y cada una de las actividades económicas de la nación. En nuestro caso concreto, la manipulación del tipo de interés ─que quizás sea el precio más importante de toda economía─ por parte de la Reserva Federal para estimular el consumo y la producción tras los atentados del 11-S, llevó a muchos empresarios a acometer nuevos proyectos de inversión aparentemente rentables, pero ignorando el verdadero riesgo que ello suponía. Me refiero, por supuesto, a las famosas hipotecas subprime o «basura».

Segundo, dicha medida va acompañada de una expansión del crédito por parte de las entidades bancarias, animadas por los propios bancos centrales y los gobiernos. Como el ahorro real de la sociedad no ha aumentado, los bancos cuentan con dos mecanismos para prestar dinero que caminan cogidos de la mano: a) el privilegio político de la reserva fraccionaria, esto es, el permiso para prestar sin un límite real, mediante la creación de apuntes contables «fantasma»; y b) la impresión de papel moneda por parte del banco central para dotar al resto de entidades de la liquidez necesaria para cumplir con sus obligaciones hacia los clientes y continuar prestando. Las inversiones acometidas por los empresarios de nuestro caso concreto fue la concesión de las citadas hipotecas subprime, además de la construcción masiva de inmuebles en España, luego de una recalificación de terrenos por parte de la Ley del Suelo durante la era Aznar que pretendía hacer asequible el precio de la vivienda mediante el aumento desenfrenado de la oferta.

Tercero, hemos visto cómo el banco central se convierte en un prestamista de última instancia gracias a otro privilegio político: el monopolio de la oferta monetaria a cambio de financiar al Estado ─una forma muy hábil de evitar las impopulares subidas de impuestos. El dinero, la institución social por excelencia que disipa la incertidumbre de todo intercambio, fue expropiado manu militari por los gobiernos mediante leyes de curso legal forzoso. Una prueba de ello es la eliminación del patrón oro, que imposibilitaba la expansión crediticia al tratarse de dinero físico.

Cuarto, la deuda contraída por los solicitantes de hipotecas y los constructores puede ser, como toda deuda, objeto de transacciones económicas y venta. Las entidades concesionarias retiraron las hipotecas y los créditos del activo de sus respectivos balances para transferirlos a fondos de inversión o planes de pensiones. Las entidades de inversión, como Lehman Brothers, se endeudaban a muy corto plazo para invertir a largo mediante la emisión de deuda a una hora, un día o una semana, y así adquirir rápidamente titularizaciones hipotecarias. Este proceso se expandió de dos maneras: a) ampliando el plazo de devolución de la deuda; y b) vendiendo las titularizaciones a un precio superior al de compra. En todo este entramado financiero debemos advertir cómo actores privados, inducidos a error y a una falsa valoración de riesgos por la manipulación del tipo de interés, crearon los célebres «paquetes de porquería» que adquirieron inversores y entidades de todo el mundo, lo que motivó la rápida expansión de la crisis cuando la burbuja estalló.

Quinto y último, la recesión actual comenzó cuando el proceso estaba tan extendido que los inversores y las entidades financieras comenzaron a percibir los elevadísimos riesgos de impago, retirándose de las hipotecas y cerrando el grifo de la liquidez a las entidades concesionarias de aquellas. Se generó un clima de enorme desconfianza crediticia que se propagó a la bolsa y arruinó a inversores como Lehman Brothers y a entidades aseguradoras como Freddie Mac y Fannie Mae.

Y así llegamos a la actualidad, con cuatro años de recesión en nuestro haber y gobernados por devotos del gasto público partidarios de continuar administrándole alcohol al borracho. Políticos y burócratas espoleados por intelectuales y economistas de postín de la talla del norteamericano Paul Krugman, Premio Nobel de Economía en 2008, quien ya en 2002 recomendó crear una nueva burbuja para salir de la crisis de las punto com de la década anterior: «Alan Greenspan needs to create a housing bubble to replace the Nasdaq bubble». Más recientemente, Krugman, alegó que «estaba bromeando». Sin comentarios.

Conviene añadir una serie de notas y aclaraciones al presente artículo:

1.- Recomiendo la lectura de los artículos Una interpretación liberal de la crisis económica y La Teoría Austriaca del Ciclo Económico, sendos capítulos XII y XIII, respectivamente, del libro Estudios de economía política, por Jesús Huerta de Soto (Unión Editorial 2004, Madrid). Asimismo, y para complementar de un modo más ameno esta explicación del origen de las crisis económicas, también es recomendable el visionado del documental Fraude: el porqué de la gran recesión (Amagifilms, 2012).

2.- El tipo de interés es el precio de los bienes presentes en relación con los bienes futuros, es decir, una plasmación de la tasa de preferencia temporal de la sociedad. Por ejemplo, un tipo de interés del 5% indica que si yo recibo prestadas hoy 100 unidades monetarias, en el futuro tendré que devolver 105.

3.- La Reserva Federal es el banco central de Estados Unidos.

4.- La manipulación del tipo de interés fue un proceso imitado por el Banco Central Europeo.

5.- Alan Greenspan fue el Presidente de la Reserva Federal entre 1987 y 2006. Lo sucedió en el cargo Ben Bernanke.

6.- Paul Krugman recomendó crear la burbuja financiera en el siguiente artículo: Dubya’s Double Dip?, The New York Times, 2 de agosto de 2002.