Lala Brooks, 65 años de juventud
En 1961 Phil Spector fundó el mítico sello Philles Records cuyo primer grupo fue The Crystals. Cincuenta años después, una de sus principales componentes, Lala Brooks, deslumbró a todos los presentes en el concierto que ofreció el pasado sábado en la Sala Capitol. Precisamente fue Phil Spector el gran protagonista de las anécdotas con las que Lala entretuvo al respetable entre canción y canción.
Los encargados de calentar motores fueron los coruñeses The Allnight Workers con un concierto lleno de rock and roll. Uno de sus cantantes ya nos avisó: “Preparaos para el torbellino de Lala”. Estábamos todos expectantes cuando un telón rojo cayó encima del escenario de la Sala Capitol. Cuando se volvió a abrir, allí estaba, a sus 65 años, la genial Lala, acompañada en el escenario por su director musical, Mitchell Yoshida, al teclado. Junto a ellos, además de tres coristas del Coro da rá, otra vez los afortunados Allnight Workers, elegidos como banda de acompañamiento para la cantante neoyorquina.
El bolo arrancó con las famosas “Little Boy” y “He´s a rebel”. No hicieron falta más que dos canciones para tener rendido ante sí a todo el auditorio. Fue este el momento elegido por Lala para soltar una de las muchas perlas que dejó caer a lo largo del espectáculo. Hablando de Phil Spector: “Me alegro de que no me disparara”.
¿Por qué diría Lala semejante afirmación? Porque el mítico productor, célebre por su “muro de sonido” y que trabajó con bandas de la talla de los Beatles, actualmente cumple condena en prisión por el asesinato de la actriz Lana Clarkson. Aunque él se declaró inocente, sus huellas estaban en el arma homicida, por lo que fue condenado a 19 años de cárcel. Sin embargo, su reclusión no le ha impedido ejercer su profesión, produciendo en 2010 el nuevo álbum de su esposa.
Pero dejemos a Phil a un lado ya que, como dijo Lala Brooks en el concierto: “Sin The Crystals no habría Phil Spector.” El concierto siguió con “Uptown” y con el clásico de las Ronettes “Be my baby”, apoyada por los coros de toda la sala. A esta le siguió “Where the streets have no name”, original de U2 y las emblemáticas canciones de The Crystals “There´s no one like my baby” y “Then he kissed me”.
A estas alturas del concierto, Lala ya había dejado patente que conserva la energía que tenía a los 13 años cuando se unió a The Crystals. También demostró su simpatía y cariño hacia sus fans, además de un gran sentido del humor: “Me gustaría invitaros a todos a mi apartamento, pero no cabríais. Ya sabéis cómo son los apartamentos en Nueva York: pagas mucho y vives en una caja.”
También hubo momentos para ponerse más serios, cuando Lala recordó, antes de interpretar “A change is gonna come”, de Sam Cooke, los tiempos más duros del racismo en Estados Unidos. Sin embargo, la habilidad de Lala para mezclar dramatismo y, al mismo tiempo, sacarnos una sonrisa es asombrosa. “Esta canción la grabé antes que Bruce Springsteen y que los Beach Boys, así que ellos estaban copiando a una adolescente”.
A la mítica canción protesta le siguió la traca final del concierto: una versión de “Proud Mary”, conocida también como “Rolling in the river”, de Creedence Clearwater Revival y el himno de The Crystals, “Da doo ron ron”, coreado por todos los asistentes. El único bis de la noche no se hizo esperar. “River Deep Mountain High”, de Tina Turner, puso el broche final a un concierto redondo.
Lala Brooks demostró que la juventud no es una cuestión de edad en un concierto para recordar. Su voz y su energía fueron los que cautivaron al público, aunque hay que destacar el gran trabajo de Mitchell Yoshida como director de orquesta, haciendo que todo estuviera en su sitio y que sonase con la armonía necesaria para ese revival de soul sesentero.
Todos sus fans nos alegramos profundamente de que Lala haya sobrevivido a Phil Spector para poder regalarnos espectáculos como el de hace una semana en Capitol.
Foto y vídeo: Alberto S. Lozano