Higuita, historia de un Loco
“Yo creo que todos debemos tener algo de locos porque si tomamos la vida tan en serio nos va muy mal, vivimos defraudados, vivimos decepcionados. Yo creo que todas estas cosas que vivimos con locura, locura de buena fe, son las que le dan a uno esa esencia de vivir”.
Así contesta René Higuita al “por qué le llaman loco” que se le formula en el programa de la televisión colombiana “Yo, José Gabriel”. Así contesta el imaginativo y sorprendente Loco, sonriendo, pausado, cual filósofo. Tras tantos años de carrera ya ninguna pregunta sorprende al legendario guardameta colombiano, de las sorpresas acostumbra a encargarse él.
José René Higuita Zapata, nació en el verano de 1966 en la ciudad colombiana de Medellín, donde empezó a dar sus primeros toques al balón. Aun así, las dificultades económicas no permitieron que le dedicase todo el tiempo deseado al fútbol, teniendo que realizar diferentes labores para sacar adelante a su familia, venida abajo tras el fallecimiento de su madre. Pero el talento y el empeño ayudaron al jugador, que tuvo la suerte de ser seleccionado para formar parte del equipo de su ciudad, el Independiente de Medellín. Allí empezó a demostrar su gran talento como portero, posición nueva para él, acostumbrado a destacar como goleador hasta ese momento. Ese hecho explicaría su extraña costumbre de salir a jugar la pelota dejando la portería desprotegida, le gustaba fabricar jugadas para los compañeros, participar en la labor de ataque de su equipo, esquivar a los defensas como si él mismo fuese un delantero más. Era rápido, dominaba los toques cortos y era consciente de ello, lo que le daba la confianza necesaria para arriesgarse a desarrollar ese tipo de juego. La FIFA ha ayudado a engrandecer la figura de Higuita, ya que el colombiano sirvió de “inspiración” para el nacimiento de la norma de cesión que impide a los porteros coger con la mano un balón recibido del pie de un jugador de campo, fomentando así el juego con los pies y engrandeciendo el espectáculo.
“Balón sólo hay uno y se trata de conservarlo. Si lo tienes tú no te pueden marcar. Yo lo jugué siempre con buen criterio, excepto contra Camerún en el Mundial de Italia. Tal vez aquello me ocurrió por pasar el balón”.
Le gustaba ese estilo de juego, se recreaba en él, aunque a veces no saliera bien. Esto nos lleva a la siguiente etapa de la vida de Higuita, a la época en la que se adentró en el fútbol profesional de la mano del Millonarios tras ser cedido por el Atlético Nacional; y posteriormente de la Selección colombiana. Ahí llegaron sus primeros éxitos. La temporada que estuvo en Millonarios, correspondiente a 1985-1986, fue suficiente para demostrar su valía. Eso lo llevó a ser convocado para la Selección Juvenil con la que consiguió la clasificación para la Copa Mundial de 1985 que se disputaba ese año en la antigua URSS. La siguiente temporada se marchó al equipo de su vida, el Atlético Nacional. Allí consiguió en 1989 la Copa Libertadores, además de quedar subcampeón de la Recopa Sudamericana y de la Copa Intercontinental. Al año siguiente su equipo logró la Copa Interamericana en un partido contra Pumas. Durante su primera temporada en el Atlético Nacional le llegó el turno de debutar en la Selección absoluta y tuvo la oportunidad de representar a su país en la Copa América. Esta puede ser considerada como su etapa más gloriosa, etapa no carente de errores como el que cometió en un Colombia-Camerún de octavos de final del Mundial de Italia de 1990. Él protagonizó la jugada más decisiva del partido al ver como un adversario le arrebataba el balón para hacer el gol que los dejaba fuera del Mundial.
Ese amargo momento vivido con la selección se vio compensado en 1995, en un partido contra Inglaterra en el que Higuita dejó una memorable jugada al realizar El Escorpión. Corría el minuto 22 en el mítico estadio de Wembley cuando Jamie Redknapp bombeó el balón para que El Loco se elevara en el aire rechazándolo por detrás con la suela de las botas. Nadie se podía creer lo que acababa de hacer aunque, como confesó él años después, todo fue porque pensaba que la jugada estaba invalidada por fuera de juego
“Yo me la pasaba tratando de hacer cosas diferentes dentro de la cancha. Soñaba jugadas raras todo el día y luego las practicaba para hacerlas realidad en un partido profesional”.
La aventura europea de Higuita se centró en un breve paso por el Valladolid en 1991. No tuvo suerte y tras medio año volvió a su querido Atlético Nacional. Los futbolistas colombianos estaban de moda en Europa pero resultó paradójico el mal sabor de boca que dejó el Loco en España, ya que no se adaptó a un Real Valladolid que acabaría bajando de categoría ese mismo año.
La marcha definitiva del Atlético Nacional terminó por llegar en 1997, tras cosechar otros dos importantes éxitos en el campeonato liguero de 1994 y, de nuevo, en la Copa Interamericana en el año de su marcha. Muchos sitúan la causa del adiós a “su equipo” en los escándalos que habían empezado a rodearlo, llegando a permanecer siete meses en prisión tras hacer de intermediario en un caso de secuestro y siendo también muy duramente criticado por su amistad con el mayor narcotraficante colombiano del momento.
No se volvieron a repetir esas épocas doradas coronadas con los títulos que tiene en su haber, aunque él nunca se rindió y tras el adiós al Nacional siguió dedicándose al fútbol en una retahíla de equipos que lo llevaron hasta México, Ecuador o Venezuela. Tras ser acusado de consumo de drogas y participar en numerosos shows televisivos, abandonó definitivamente la portería en el año 2010 aunque nunca ha llegado a dejar al deporte fuera de su vida. De hecho, continuó en el mundillo, como demuestra su puesto actual de entrenador de porteros en el club árabe Al-Nassr, labor que también ejerció anteriormente, entre otros, en el Atlético Nacional y en las selecciones Sub-17 y Sub-20 colombianas.
Se puede recordar a Higuita por los altercados fuera del terreno de juego o por la reciente incorporación a la labor política, pero se estaría desmereciendo al considerado por sus compatriotas como mejor portero que han visto, situado en el cielo de los guardametas con sus 41 goles; los cuales lo insertaron en la lista de porteros más goleadores de la historia. Quizás todos los grandes tienen algo de locos, algo que los hace únicos. Higuita tiene ese algo, siempre sorprendiendo. Así, Loco, Escorpión.