Escuchando Elefantes, la calle como escenario
Escuchando Elefantes son Silvia Rábade y Carlos Tajes. Este dúo lleva varios año tocando en las calles de Coruña, y a muchos ya nos cuesta imaginarnos la Plaza de Lugo o Riego de Agua sin ellos allí. En febrero de este año sacan su primer disco, Show & Tell, y siguen tocando y componiendo. Este viernes tenemos la oportunidad de verlos en la sala Capitol, en una de las fechas de su gira por Galicia, de la que nos van a hablar, además de sus aventuras por Europa, su disco, la música en la calle y muchas cosas más.
Llego al M*, enfrente al Sonar, una de las salas donde mejor los conocen en Compostela. Acaban de salir de otra entrevista y se están despidiendo, así que me pongo cómoda, busco un bolígrafo con tinta, le doy a rec y empezamos.
¿Cómo empezó lo vuestro con la música?
Carlos: Hace tiempo, unos seis años, Silvia y yo éramos colegas y pasé por su casa y tenía en casa una guitarra española, de su padre, y a mí siempre me había interesado lo de la guitarra, y le dije que si me la dejaba. Entonces ella cogió una acústica que tenía guardada, me la dejó, y ahí empecé a componer, a aprender. Le enseñé alguna canción, y le gustaron, y ahí empezó todo. Luego ya fue cuando empezamos a tocar en la calle.
¿Por qué Escuchando Elefantes?
Por una canción que teníamos que se llamaba así. Un día tuvimos un concierto y dijimos, ¿cómo nos llamamos? Silvia y Carlos es tan ñoño que hay que buscar un nombre, y dijimos, pues el de la canción que más nos guste. Es gracioso, porque esta canción, al componerla, estábamos escuchando Elephant, de Damien Rice, y de alguna manera está ligado.
Este año sacais disco, Show & Tell, producido por vosotros. ¿Cómo fue el proceso? ¿Qué os llevó a autoproduciros?
Fue guay y fue una mierda en muchos aspectos. De alguna manera empezamos con un productor y un management, pero en medio del proceso acabamos quedando nosotros, a propósito, porque estábamos viendo que el productor iba a tirar para otro lado. No es que sus ideas no valiesen, eran muy válidas, pero lo eran para el tipo de música que solía hacer él, no para el nuestro. Al final la producción la llevamos nosotros junto con Ramón Campos, que es nuestro técnico de sonido, que tiraba por el mismo lado que nosotros. Confiamos muchísimo en él, y si él nos decía que nos iba a quedar mejor una cosa que otra, le hacíamos caso. Ahí fue cuando nos dimos cuenta de que teníamos a alguien que pensaba igual que nosotros, sobre todo el tema de grabar en directo, sin claqueta. Porque uno de los problemas fue que normalmente las grabaciones en España se hacen con claqueta: tienes el tempo de la canción y tienes que seguirlo, y primero grabas la guitarra, luego el bajo, luego la voz… Nuestra idea de tocar, de tantos años tocando, es coger la guitarra, coger dos micros y grabar en directo, extendiendo y acortando el tempo porque la canción lo pide, y fuimos haciendo ese estilo de grabación, que era lo que queríamos. Hubo cosas que hubo que grabar por separado, por ejemplo el piano, pero la base, que es voz y guitarra, eso tenía que estar ahí, era lo que buscábamos. Entonces al final cogimos las riendas y pensamos que salió mucho mejor de lo que hubiese salido de otra forma, estamos muy contentos.
Quedamos muy contentos con el resultado, pero hubo que pelear con muchas personas, para decir y hacer lo que queríamos, porque queríamos hacer las cosas a nuestra manera y mucha gente no lo entendía. No fue nuestra primera experiencia en estudio, y ya sabíamos lo que no queríamos hacer. Sabíamos que no queríamos algo tan natural que ni se ecualizasen las voces, pero tampoco claqueta, ni que fuese tan arreglado que sonase artificial. Queríamos un disco puro. No puede ser que la gente te escuche en disco y luego en directo no se parezca en nada, en directo tiene que ser mejor. Un grupo que sabe tocar tiene que ser mejor en directo, porque transmite mucho más. El directo tiene que dar mil vueltas, además del carisma que puedas tener o como te diviertas con el público. Glen Hansard, por ejemplo, tiene unos medios tremendos, y grabado suena perfecto, pero es que lo ves en directo y lloras de lo bueno que es.
Se ve que os gusta lo que hacéis y hacéis lo que os gusta, ¿pensáis que puede funcionar lo de una discográfica o un productor para vosotros en algún momento?
Sí, claro que puede funcionar, si es una persona que sabe trabajar. Nosotros hablamos con un par de compañías para intentar trabajar con ellas, pero hay que saber ver cuándo estas cosas no te convienen. Hay gente que se siente con mucha seguridad en sí mismo cuando dice que está en una discográfica, pero hay veces que no compensa. A nosotros muchas veces nos lo dicen, que como no tenemos una discográfica, y hemos tenido opciones, pero en nuestro caso, ahora mismo, no nos conviene porque solos nos movemos bien, conseguimos los objetivos que nos ponemos, porque también nos ponemos objetivos realistas, no decimos que mañana queremos estar en Glastonbury de cabeza de cartel.
Desde que empezasteis nunca tuvisteis problemas para conseguir actuaciones ni tocar en locales por vuestra cuenta, ¿esto cambia desde que sacasteis el disco?
Sí, cambió mucho, pasamos de tener que llamar para conseguir un bolo a que te llamen directamente. Tenemos la suerte de escoger lo que más nos interesa, sobre todo aquí, en el norte, que ya conocemos más. Si por ejemplo nos llaman de Alemania, que nos quieren llevar a tocar allí, pues perfecto porque de Alemania no conocemos nada, pero aquí conocemos más y nos movemos mejor. Es una ventaja, porque llegamos a una calidad que es la que estamos buscando.
Carlos: Hace poco después de un concierto tomando algo, un chico que también es músico me dijo “no te pienses que el disco te va a cambiar la vida”. Pues ahora ya puedes poner entre comillas que Carlos dijo “el disco nos cambio la vida al cien por cien”. Una gozada.
Pasamos de ser esos chicos que tocaban en la Plaza de Lugo a ser los chicos que se llaman Escuchando Elefantes y que tienen un disco, y me gusta, o no, pero hay un feedback diferente. Por ejemplo en los medios. Nosotros siempre estuvimos ahí, tiene pasado la tele muchísimas veces mientras tocábamos y nunca nos ha hecho una entrevista, y ahora podemos estar en tres programas en la misma televisión. Y lo único que cambio fue el disco.
Donde estáis ahora, ¿es donde os veíais hace unos años?
Silvia: No, lo que nos está pasando ahora, no, sobre todo porque estamos conociendo a mucha gente que nos gusta de forma muy personal, como Glen Hansard. O, por ejemplo, el otro día estábamos tocando en Vigo y pasó Lisa Hannigan, que actuaba allí, y ya la habíamos conocido, pero se paró ella a saludarnos. Le dijimos que luego la veíamos en el concierto, y luego volviendo a casa yo le dije a Carlos, “solo para recrearnos un poco más en este momento, si hace cinco años tu yo pasado te dice, Lisa Hannigan, como mola, tú, tu yo futuro, le puede decir que te va a saludar por la calle y ya te conoce.”
Sobre todo notamos la calidad personal de lo que nos está pasando, vemos que tenemos un campo limitado, que no vamos a llegar a millones de copias, pero personalmente estamos encantados.
Desde que empezasteis, vuestro escenario por excelencia es la calle. ¿Qué es lo que más os gusta de ella?
La sorpresa, supongo. La sorpresa de que de repente estás tocando por ahí y tienes un grupo de personas que te está escuchando. Además esto cambio mucho, ahora tenemos mucha más gente que antes en sitios que no esperas, como Brighton, o por Europa adelante. Para nosotros tocar en la calle es un concierto cada vez, no vamos, tocamos dos temas y nos vamos. Nosotros vamos, nos preparamos, y esperamos a ver qué pasa. Empezamos a tocar y damos todo lo que tenemos para dar. Es un concierto más.
Ahora también estáis tocando en salas, festivales, muchos sitios diferentes, además de seguir tocando en la calle. ¿Con qué escenario os quedáis?
Carlos: Un sitio perfecto es en el que te estén escuchando. Te voy a dar la típica contestación, que donde te estén escuchando, muy bucólico y todo eso, pero es verdad. Es una gozada ir a un sitio y que canten las canciones, que ya las conozcan. Eso en la calle no pasa tanto. El festival también es un reto porque no se supone que tienes que tener esa conexión con el público y a veces la tienes, además de que son sitios muy buenos para que la gente te conozca.
Silvia: Yo me quedo con calle o teatro. No soy carne de festival, me gusta, tiene sus cosas, pero personalmente disfruto más con el público en un sitio más pequeño. En salas, que sea un poco como en la calle, que puedas llegar a tocar desenchufado, pero que la gente esté cómoda, porque cuánto más cómoda esté más va a disfrutar.
En general parece que lo de tocar en la calle no se toma en serio, no se ve como una forma de hacer que la música llegue, ¿cómo lo veis vosotros?
Si, no se suele tomar en serio, depende de la gente, pero los hay que no lo entienden, que nos preguntan qué hacemos ahí, que por qué no nos presentamos a un concurso de talentos. Muchas veces nos dicen que alguien tenía que poner pasta y creer en nosotros, pero nosotros ya creemos, no hace falta más. Nos dedicamos a esto y lo hacemos así porque queremos. No estamos en la calle porque no nos queda otra, sino que hacemos lo que hacemos porque queremos. Muchas veces nos dicen que deberíamos ser profesionales. Ya somos profesionales, nos dedicamos a esto, vivimos solo de esto, vivimos así porque queremos. Nosotros si no podemos tocar no vamos a hacer otra cosa, vamos a la calle, a un local, a donde sea, a buscarnos la vida porque solo somos músicos.
La gente te ve por la calle y se queda un poco sorprendida, y te lo dicen, te preguntan qué haces ahí, pero es donde queremos estar. En la calle te ve un montón de gente, y es una forma de darse a conocer que funciona. Si nunca hubiésemos tocado en la calle y hubiésemos sacado el disco, el día de la presentación en la FNAC no habría nadie, y no fue así, estaba lleno, casi sin publicidad y siendo el primer disco. Además siendo un grupo independiente cien por cien, no un grupo indie, somos independientes, porque hacemos nuestro disco de forma independiente. Eso quiere decir que lo pagamos nosotros, que no tenemos una discográfica, que nos financiamos nosotros y nos publicitamos nosotros.
En este sentido de que tocar en la calle se valore, ¿hay algún referente, algún sitio donde la música en la calle sea un fenómeno importante, parte de la cultura…?
Dublín. La sensación de calle, de que viene una persona que te dice que no deberías estar ahí pero luego viene otra que te dice que le gustas mucho, siempre la vas a tener. Pero Dublín es un referente musical de músicos callejeros, de buskers. Tiras una piedra y salen veinte músicos, y todos tocan genial. Normalmente ves músicos de calle y no todos te gustan, pero en Irlanda, de ochenta que pudimos ver, veríamos uno que no nos gustó, hay muchísimo nivel. Cuando fuimos íbamos un poco acojonados por eso, es alucinante el nivel que hay, es una competición tremenda. En Dublín nos pusimos a tocar en la calle del Temple Bar e hicimos un corro que tuvo que venir la policía a pedirnos que paráramos porque estábamos colapsando toda la calle. Luego nos fuimos a tomar una pinta pensando que ya podíamos morir tranquilos (risas).
Os habéis ido de gira por Europa, en vuestro estilo, que es la calle. ¿Cómo surge esta idea?
Pues fuimos planificando todos estos conciertos en Galicia, y los estábamos juntando dejando un par de semanas libres por el medio. A nosotros nos gusta mucho la idea de coger el coche y largarnos por ahí, a tocar. Sin tener ningún concierto, eso es requisito. Nos fuimos veintipico días, solo a tocar en la calle. Llevamos a Filipa Oliveira, que es nuestra cámara, y éramos tres personas viviendo de eso, salió todo muy bien, cubrimos los gastos de sobra tocando, y ahora estamos publicando un vídeo semanal. Lo pasamos muy bien, compartimos muchas experiencias con gente, y sobre todo lo de conocer a gente por ahí nos encanta. Nos gusta mucho esta idea, algún día puede que hagamos conciertos en sitios cerrados, pero a veces preferimos no hacerlo porque ata, tienes el concierto, la prueba, que estar un día a una hora, y nosotros si vamos con idea de tocar en la calle tocamos a nuestras horas, donde queramos. Estuvo muy bien, de hecho el 20 de diciembre acabamos la gira por Galicia en la Fábrica de Chocolate, en Vigo, y el 21 nos vamos a Dublín, vamos a pasar las navidades allí tocando.
Vosotros demostráis que la mejor manera de daros a conocer es tocar, en la calle o donde sea. ¿Desde que publicasteis el disco tenéis que buscar formas a parte de promoción o la de tocar, y sobre todo en la calle sigue siendo la más importante?
Hay que compatibilizar. Los medios son importantes, pero tampoco se buscan, suelen llamar ellos. A lo mejor si tenemos algún concierto importante avisamos, y hacemos promoción, ponemos carteles, procuramos que la gente se entere de que tocamos. Pero por tocar en la calle te suelen llamar mucho más, la gente te ve en el cartel, en la tele, pero de lo que te conocen es de tocar, y eso es la mejor publicidad, es un cartel permanente con tu nombre y tu música una hora y media en el mismo sitio por el que pasa mucha gente. Todo ayuda, publicidad, carteles, tocar en la calle…
Hablemos de música. ¿Gustos, influencias?
Hay dos corrientes básicas para Escuchando Elefantes. La primera es la clásica, todos los grupos clásicos de los sesenta, setenta, todo esto, nos gustan todos. The Band, Cat Stevens, Elvis, The Beatles… y luego tenemos este rollo con la música irlandesa: Damien Rice, Glen Hansard, The Frames, Lisa Hannigan, Rhob Cunninhgam, que va a ser grande…
¿Mejor y peor concierto?
Hay mogollón de buenos y no tantos malos, pero los malos… no vamos a decir sitios, pero estos locales, sin promo, que te preguntas qué haces ahí tocando a la una y media de la mañana en un pueblo alejado, en el que nadie sabe quién eres y nadie quiere ver música. Antes teníamos muchos así.
Mejor concierto, si podemos elegir tres, la plaza de Azcárraga es uno, a finales del año pasado. No nos sentimos tan bien como ese día en mucho tiempo, además necesitábamos eso, un golpe de calor de la gente que te conoce. Fue un día muy especial porque fue el día que acabamos el disco. Aunque nosotros decimos que fue un proyecto muy bonito, en el sentido de que lo hemos hecho como queremos, y el resultado es muy bueno y hemos tenido a Ramón Campos apoyándonos, fue nuestra primera experiencia en estudio y fue más dura de lo que pensábamos. Fue un concierto muy bonito, porque se estaba empezando a cocer un poco lo que iba a venir después. No podíamos imaginarlo, porque fue muy rápido. Estábamos grabando el disco, y pensábamos que a nadie le interesaba, y el día de la presentación en la FNAC vimos que realmente había gente a la que sí. Otro sería el de ser teloneros de Glen Hansard en el BBK Live este verano, que fue muy especial. El tercero… ¿podemos elegir un concierto futuro? El de la Capitol del viernes. Si no, el del Sonar, en Santiago.
Silvia: Yo el de abril porque el último estaba afónica y lo pasé fatal. El de abril fue uno de los conciertos que más gratamente me sorprendió, porque en Coruña nos conocen de vernos en la calle, pero en Santiago no, y ver el local lleno con gente cantando tus canciones… es ahí donde ves que la cosa está funcionando, que lo estás haciendo bien dentro de lo que cabe.
Carlos: Yo el último. Estaba todo el mundo sentado en el suelo, muy callados, cantando con nosotros, fue una barbaridad…
En el último año compartisteis escenario con Glen Hansard y The Frames. Contadnos.
Para nosotros es tocar el cielo. Es nuestro grupo favorito, hemos tocado con él, ahora podemos morirnos. Si te dicen que vas a estar con tu grupo favorito, trabajando para ellos de forma bonita, compartiendo cosas… es una pasada. Además nos llegó bastante temprano, porque la primera vez que tocamos con ellos no fue en el BBK, fue en San Sebastián, que subimos a tocar una canción con ellos, y de aquella aún estábamos empezando. Y la relación es genial, porque ahora conocemos a todo el equipo, y fue así como pudimos ir al BBK Live de teloneros. Y ahí ya estás en el equipo, con el grupo, porque además lo que tienen estos irlandeses es que hacen de la música una familia total. Y gracias a eso conocimos en persona a Lisa Hannigan, en el backstage después de un concierto de Glen en París, que estábamos subiendo las escaleras y estaba ahí ella lavándose los dientes en el descansillo, esperando a que dejasen libre el baño (risas).
Lo de ser teloneros en el BBK fue una experiencia. Estar tocando y ver a toda la banda entre bambalinas mirándote y apoyándote, escuchar a Glenn Hansard componer una canción mientras está en el backstage… Ser compatible con eso te llena muchísimo, porque es la persona que más admiras, que más te gusta, y tienes la oportunidad de conocerla así.
A partir de aquí, ¿qué planes tenéis?
Ahora estamos con la gira gallega, estamos encantados. Hay dos fechas muy importantes, la de la Capitol el viernes y el 20 de diciembre que es el fin de gira en Vigo, en La fábrica de Chocolate. En Vigo últimamente nos está yendo muy bien, estamos recibiendo mucho feedback, hay mucha gente que nos sigue. Después del fin de gira, al día siguiente nos vamos a Dublín, va a ser muy especial. También tenemos muchas ganas del próximo disco, pero lo vamos a hacer con mucha más calma. Este fueron dos meses en el estudio, sin parar, pero el siguiente va a llevar más tiempo, y lo vamos a hacer con más calma, con gente con la que nos interesa grabar. Queremos hacer algo diferente. Probablemente esté más arreglado que el anterior pero porque nos lo pide el cuerpo. Además vamos con banda, porque el anterior queríamos que fuese muy puro, muy nosotros. Al principio le íbamos a poner más banda y más arreglos pero a medio camino decidimos no hacerlo porque la gente que nos conoce nos conoce de tocar en la calle los dos, no tiene sentido que llevemos cinco años haciendo una cosa y que de repente para el disco sea otra. Tenemos muchas ganas del siguiente disco, pero realmente no llevamos nada con el primero. Ya tenemos canciones pensadas, pero lo vamos a hacer con toda la libertad y tiempo del mundo.
¿Hacia dónde queréis ir y hacia dónde pensáis que vais?
Nosotros mismos tenemos que preguntarnos si estamos haciéndolo bien, si estamos dando los pasos correctos, y ahora mismo pensamos que sí, porque nos satisface lo que hacemos, nos hace felices. Y nuestros planes de futuro son seguir haciendo las cosas como queremos y seguir haciéndolo bien. No sabemos cómo, ni con quién, ni dónde ni de qué manera, pero seguir haciéndolo bien.
Una despedida.
Vale, vamos a dejar una moraleja. A lo mejor, la gente cuando escucha música no debería juzgar más allá de lo que está escuchando, simplemente no tener en cuenta más, si hay cosas que te gustan, pues ya está, te gustan. Hay gente en la calle que a lo mejor no tiene el apoyo de mil personas, pero a ti te parecen buenísimos. A lo mejor el tipo que está tocando en esa esquina es el puto Glen Hansard y tú no lo sabes, entonces para la música hay que desnudarse totalmente, no escuchar nada más allá y decir, joder, pues esto me gusta.
La web del grupo es www.escuchandoelefantes.com