El falso optimismo del Desgobierno
A raíz de las últimas declaraciones de algunos miembros de nuestro gobierno, algún iluso o muy desinformado puede llegar a creer que sea cierto eso de que hemos salido de la crisis, o que al menos, cada vez estamos más cerca. Los “brotes verdes” que Zapatero puso de moda en el año 2009, vuelven a ocupar las páginas de los diarios y, como ocurrió entonces, alguien pudo confiar en que esto fuese cierto. Pero, como buen aguafiestas que soy, vengo a demostrar que ese optimismo que les ha dado por mostrar ante las cámaras y en sus comparecencias no tiene ninguna base real, ya que a nada que recabemos un poco información y veamos algunos datos de nuestra economía, todo su argumento se desmonta cual castillo de naipes.
Y es que, en este ejercicio, me he puesto a analizar todo lo que lleva hecho el Partido Popular desde que está en el mandato, y he llegado a la conclusión de que todo lo llevado a cabo ha dado por resultado lo contrario de lo que tanto predican. Al igual que el gobierno anterior, no han solucionado lo realmente crucial de la crisis, y continúan dando palos de ciego buscando que esta situación se arregle con algún tipo de intervención divina. La intervención es algo que les apasiona, así que, oremos. Estamos nuevamente en manos de una clase política aferrada a este modelo sobredimensionado de gasto estatal que no son capaces de reducir, víctimas de muchos años de populismo y demagogia, y que parece que solo optan por ir aguantando el sistema a base de rescates, sin tener ningún tipo de plan B. Vamos, que cual barco hacia las rocas, nos llevan de cabeza a una suspensión de pagos cada día más cercana.
Alguno de los lectores podrá decir: “este tipejo se cree muy listo y no da ninguna opción al respecto”. Pues en mi humilde opinión, hay tres medidas fundamentales que deben tomarse al entrar en recesión. Ahí van:
En primer lugar, es muy importante la reducción del gasto público. Es evidente que durante la época de las burbujas, y lo digo en plural porque son tres (la propiamente estatal o de hacienda pública, la productiva o inmobiliaria y la financiera), los ingresos del Estado se incrementaron enormemente. Como dato, decir que desde el año 2001 al 2007, la diferencia de ingresos de la hacienda pública aumentó en 135000 millones de euros. Ellos no se preocuparon, al contrario, salían ante las cámaras radiantes, sonrientes, afirmando que la economía española crecía a un ritmo brillante gracias a su buena gestión. Capacidad envidiable la de nuestros políticos para agenciarse méritos y colgarse medallas, admirable de verdad. Con lo cual, y volviendo a lo anterior, es momento de reducir esa diferencia acorde con el ahorro y crecimiento real del país. Es pura lógica que muchas de las subvenciones (desde deportes y demás), el aumento del número de funcionarios, firma de convenios, aumentos de salarios y otras administraciones públicas (algunas de las cuales no tienen ni control parlamentario), no pueden sostenerse en la actualidad. Desde un punto de vista contable, sencillamente. El único modo de seguir sosteniéndolo, es generando deuda y seguir en este camino, que es por el que están optando todavía a día de hoy.
Una segunda medida que debe llevarse a cabo es la liberación del mercado laboral. Alguno podrá sobresaltarse al leer esto y creer que soy un loco y un fascista. Bien, después de este momento de enajenación mental, continúo. ¿Por qué debe flexibilizarse el mercado laboral? Al explotar la burbuja del sector productivo (el más destacable, el inmobiliario), es importante que todos los desempleados de ese sector tengan facilidades de contratación en otros sectores que si pueden exigir una mayor demanda, y de ese modo, hacer una rápida reubicación. Pero, con la rigidez que tiene nuestro mercado, los empresarios se encuentran sin facilidades para obtener mano de obra, y el trabajador queda condenado a hacer cola en el INEM. La reducción de salarios es obligatoria también (al menos en los sectores que así lo demanden) acorde la situación actual. Pero, los sueldos siguen situados en los parámetros de la época de gran expansión de crédito, y no se están reduciendo al valor del mercado actual. Realizar borrón y cuenta nueva, vamos. Por lo tanto, a pesar de que este gobierno hizo un pequeño intento en llevar a cabo la reforma laboral, su intento fue tan básico que solo propició una facilitación del despido en masa. Como dato, el país sigue un ritmo aterrador de 800.000 parados por año. Así que, segunda medida a realizar, también sin éxito. Continuamos para bingo.
Y tercera y muy importante, bajar los impuestos. Después de una época de auge y consecuente recesión de la economía, sabemos que muchos ciudadanos se encuentran con deudas que deben pagar. La medida de bajar los impuestos es básica para que puedan recibir la mayor parte de su renta y ahorrar para, poco a poco, ir curando sus heridas. Pero, efectivamente, este gobierno volvió a subirlos, al igual que el anterior, condenando a que el ahorro real de las familias no pueda aumentar, y chupando la sangre de cualquier empresario, trabajador, parado, y todos los demás miembros del país. Por lo tanto, y como colofón final con su consecuente redoble de tambor, vemos que la tercera medida tampoco ha sido llevada a buen puerto.
Al ver estas tres medidas fallidas, observamos que el gobierno del PP es estatista como el que más, el más intervencionista que ha habido de largo (por mucho que por ahí se empeñen en decir que es liberal, neoliberal, ultraliberal, hiperliberal, megaliberal, y demás). Es estatista a morir, y como estatista que es, intenta seguir alimentando el bienestar del estado a base de consumir a la ciudadanía. ¡Pero estatistas son todos! Porque ahora Montoro se ha subido al lomo de su blanco corcel y desenfundado su espada en esta guerra absurda contra los defraudadores (pudiendo llegar incluso a entrar en las cajas de los negocios que tengan deudas y llevándose la ganancia del día) y toda la izquierda le ha entrado al juego como el toro al capote rojo. ¡Sí, amigos del Congreso, la solución de todos los problemas de España se encuentra en los defraudadores! No tengan en cuenta que mucha gente acaba por defraudar, no porque les divierta, sino que, desgraciadamente, es el único modo de seguir ganándose la vida o de mantener abiertos sus negocios.
Para terminar, siguiendo la ley de oro del economista Carlos Rodríguez Braun, “El sector privado se ajusta mucho y habla poco, mientras que el sector público se ajusta poco y habla mucho.” Las familias, los empresarios, los trabajadores, y en definitiva, toda la ciudadanía, nos ajustamos cada día, mientras ellos hablan hasta no tener saliva, y siguen sin hacer sus deberes. Mala pinta.