Arte y Arquitectura: El Lissitzky
Lo reconozco. Es mi debilidad arquitectónica, una de mis referencias. El artículo que me dispongo a escribir no puede ser imparcial, y sinceramente no creo que deba serlo. Ya lo defendí en el último artículo y lo reitero ahora: la arquitectura debe emocionar, transmitir, debe ser pasión. Trataré ,en la medida de lo posible, de transformar la pasión en exposición, y de explicarle al lector los motivos por los que, al ver una obra constructivista, mi razón se nubla y mi corazón se enciende. El objetivo de éste artículo es doble. Me gustaría dar a conocer la figura de El Lissitzky y el movimiento en el que se encuadra (Constructivismo), pero también explicar su trascendencia. Hoy en día está de moda la arquitectura “deconstructivista”, que, obviamente, bebe de este constructivismo primigenio. Entender qué es el constructivismo es, quizás, una forma de entender muchas de las arquitecturas que se plantean hoy en día y que, a priori, generan rechazo en la población.
Quiero anticipar que este artículo ha sido escrito desde una admiración absoluta y cegadora hacia una de las grandes figuras del arte, diseño y arquitectura del siglo XX, el genio constructivista El Lissitzky. Soy consciente de que muchos lectores pueden desconocer su figura. Desgraciadamente en nuestras escuelas se tiende a ignorar las vanguardias y los movimientos artísticos desarrollados en el siglo XX, quizás por desconocimiento del profesorado, quizás porque “es el último tema y como no da tiempo, os lo estudiais en casa”. Yo mismo descubrí la existencia (o me enamoré) del Constructivismo Ruso el tercer año de carrera, gracias a uno de esos profesores que, más que profesores, son maestros, y que haecn de cada clase una lección magistral. Lo que tengo claro es que el arte y la arquitectura que tenemos hoy en día, no se puede llegar a entender sin este movimiento y sin figuras como Rodchenko, Malévich, Tatlin, Mélnikov o el propio El Lissitzky.
Fue El Lissitzky un arquitecto, diseñador y artista ruso nacido en el año 1890. Su etapa de madurez se desarrolla, por tanto, en los años más intensos de la vanguardia europea. Su carrera comienza en el suprematismo (movimiento vanguardista ruso caracterizado por la abstracción geométrica y la no figuración del arte), y algunas de sus obras pictóricas más destacadas son de esa época. Creo conveniente destacar, a este respecto, dos factores fundamentales. El primero es que alrededor de 1920 Rusia estaba sumida en una guerra civil. El segundo, consecuencia de dicha guerra, es que el arte de la época tiene una carga tremendamente política. Y esta carga política será una de las señas de identidad del Constructivismo Ruso, que tendrá notable influencia en toda Europa. Tras su formación suprematista, El Lissitzky desarrolla una corriente pictórica que dio en llamar Prounen, y que, según el propio El Lissitzky, es un paso intermedio entre Arquitectura y Pintura, una investigación acerca de cómo sacar la pintura al espacio, eliminando el soporte y obligando al espectador a “recorrerla”. En paralelo con esta producción artística El Lissitzky desarrollará propuestas arquitectónicas teóricas, que nunca se llevarán a cabo.
Para entender la base del Constructivismo, y de la obra del propio El Lissitzky, es necesario introducir el concepto que le da origen. Estoy hablando del “extrañamiento semántico” de Shklovski. Valga a efectos de este artículo la siguiente definición, a todas luces incompleta y superficial. El Extrañamiento Semántico es un concepto lingüístico que defiende que en el arte, lo importante no es el objeto, si no el concepto de ese objeto. Según Shklovski, el arte debe transmitir las cosas como son percibidas, y no como son “sabidas”. A efectos prácticos: el arte debe ser capaz de sorprender, debe romper con las formas tradicionales.
Cabe destacar que, como en muchos movimientos de vanguardia, y como vemos en los Prounen antes citados, las disciplinas que componen el arte se entremezclan, se diluyen unas en otras formando una especie de arte total. Resulta muy difícil discernir entre arte, diseño, fotografía, o arquitectura, y precisamente en esta dificultad está la riqueza de estos movimientos.
Retomando al protagonista del artículo, me gustaría indagar en la relación existente entre el arte y la arquitectura en su obra. El lector ya puede ver que para el propio El Lissitzky no existe diferencia “real”. Para llevar a cabo esta indagación me gustaría analizar brevemente dos obras “pictóricas”, un ejemplo de su propaganda, y sus dos propuestas arquitectónicas más conocidas.
Empezaremos, siguiendo una secuencia cronológica, por su obra artística suprematista. Como se expuso anteriormente, alrededor de los años 20 del siglo pasado, Rusia estaba sumida en una Guerra Civil. En esta guerra había, por supuesto, dos bandos. Por un lado estaban los “rojos”, los comunistas, los revolucionarios, la izquierda más radical. Hablamos de los Bolcheviques, seguidores de Lenin y de Trotski, y que tras su victoria, proclamaron la Unión Soviética. Luchaban contra los “blancos”, monárquicos y conservadores. El Lissitzky, para alentar a las tropas y exponer la situación, pinta la que probablemente es su obra más famosa: “Golpead a los Blancos con la Cuña Roja”.
Si ya el título da pistas, la imagen es demoledora. El simbolismo de la cuña, rompiendo (destrozando) la forma pitagórica que es el círculo blanco, es evidente. Me gustaría destacar el concepto de extrañamiento semántico en este “cuadro”. Cogiendo el mismo mensaje (una cuña roja rompiendo un círculo blanco) cualquiera de nosotros dibujaría un círculo, una cuña horizontal, el fondo negro vertical… Y ahí es donde aparece el extrañamiento. El hecho de convertir las verticales en diagonales, el hecho de utilizar colores tan contrastados, o el hecho de usar formas tan puras, son tres extrañamientos. Es indudable que esa disposición en el cuadro atrae irremediablemente nuestra atención.
Esta atracción es una herramienta propagandística fundamental. El Lissitzky desarrolló diferentes carteles propagandísticos, además de portadas de libros y otro tipo de cubiertas, a lo largo de toda su vida. Para El Lissitzky, un cartel tiene que atraparnos, hacer que nos paremos por la calle; tiene que quedarse en nuestra memoria. Vemos un ejemplo de ésto en el cartel “¡Dadnos Más Tanques!”, desarrollado en los últimos compases de su vida.
Podemos destacar en este cartel cuatro elementos. En primer lugar, las dos personas, mirando a un punto fijo elevado, marcando una diagonal visual. Hombre y mujer juntos, pueblo unido. Tenemos también el avión y el tanque, elementos ultra-modernos para la época, que denotan el avance industrial e inspiran confianza en el espectador. Las diagonales que separan los textos de la imagen remarcan todavía más ese punto visual indefinido. Por último, el uso del color rojo en contraposición con los grises, destacando el texto interior en blanco. Son, como vemos, herramientas muy elementales pero que consiguen lo que pretenden: grabar a fuego un mensaje en la mente de los espectadores.
Pasemos ahora a sus obras con mayor trascendencia en el mundo del arte y la arquitectura: los Prounen. Como ya se anticipó previamente, los Prounen son el paso intermedio entre arte y arquitectura, un intento por sacar el arte suprematista de su soporte bidimensional y ubicarlo en el mundo tridimensional. El Prounen más conocido es Proun Room, un pequeño habitáculo en el que El Lissitzky estudia las líneas de fuerza, las perspectivas, los colores, los recorridos… Todo para convertir ese espacio en una obra pictórico-arquitectónica.
Los Prounen no buscan, por tanto, tener un simbolismo o un significado definido (el cuadro de la cuña, recordemos, no es un Proun). Son composiciones de líneas y formas geométricas que pretenden ser en sí mismos, son un juego meramente formal. A lo largo de 10 años desarrollará diferentes Proun, siempre en esa línea de experimentación e investigación artística.
El camino que estamos haciendo a través de su obra nos lleva ahora a su arquitectura. Y entenderemos por arquitectura las propuestas arquitectónicas “tradicionales”, ya que, como sabemos, no llega a existir nunca una separación real interdisciplinar. Sirviéndose de los Prounen como base, El Lissitzky plantea alrededor del año 1930 la que es, probablemente, su obra más conocida. Se trata de la Tribuna de Lenin, una torre inclinada compuesta de una cercha (elemento estructural consistente en una serie de barras trianguladas que tiene gran resistencia), una base de gran masa, y un pequeño podio en la parte superior.
Debemos destacar varias cosas en esta obra. Lo más importante es la inclinación de la torre (primer extrañamiento), hecho que otorga al elemento un gran dinamismo. Además, podemos entrever que la plataforma en la que se tendría que ubicar el propio Lenin funciona a modo de ascensor. Lejos de ser algo banal, esta plataforma móvil plantea la posibilidad de generar arquitecturas móviles (un nuevo extrañamiento). Por último, es importante destacar el panel que corona la torre; la publicidad, el mensaje, siempre tienen que estar presentes. Como el resto de sus propuestas arquitectónicas, nunca se llegó a realizar. Sin embargo, su influencia posterior ha sido inconmensurable, estando su base teórica presente en nuestra vida cotidiana.
Por último, me gustaría exponer la que, para mí, es su obra más revolucionaria e importante: Los Rascacielos Horizontales. En esta obra El Lissitzky conjuga la arquitectura, la pintura, y la fotografía, además de desarrollar una propuesta urbanística tremendamente contemporánea y avanzada. Veamos por qué.
Tras un análisis de la ciudad de Moscú, El Lissitzky se da cuenta de que el suelo está tremendamente colmatado, llegando a ser un lugar desagradable para los peatones. Sin embargo, es consciente de que se necesitan viviendas para que el aumento de población no se convierta en un problema. Así, El Lissitzky plantea construir una serie de edificios por Moscú con una particularidad: en lugar de ser rascacielos al uso, su directriz será horizontal, liberando así el suelo en el que se asientan, y evitando que unos pisos sean ventajosos con respecto a otros. Aquí, el extrañamiento es evidente y aparece en el propio origen de la propuesta.
¿Y dónde está la trascendencia del movimiento y del artista? Como comenté al principio de este artículo, muchos movimientos artísticos y arquitectónicos han seguido estas directrices. El concepto de extrañamiento lo podemos ver en muchos movimientos de vanguardia, movimientos abstractos, experimentaciones de mitad de siglo, o movimientos artísticos contemporáneos. Podemos verlo en la propaganda que se desarrolló en éste país antes de la llegada de Franco, o en muchos de los anuncios publicitarios más recientes. Llevado al extremo lo podemos ver en la obra de Frank Gehry (por ejemplo, en el Museo Guggenheim de Bilbao), o en edificios de Daniel Libeskind como el Museo Militar de Dresden. Incluso podemos ver la herencia de éste movimiento en las formas de las viviendas que se proyectan hoy en día, diametralmente opuestas a las viviendas tradicionales. Es, en definitiva, un movimiento trascendental en la historia, y El Lissitzky es uno de sus grandes exponentes.