Luis Arroyo Martínez: “Europa tiene una fuerte identidad y mucho potencial, pero nadie nos lo recuerda”
Los pasados días 16 y 17 de Octubre, tuvieron lugar en el monasterio de Aciveiro (Pontevedra) las jornadas organizadas por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo en las que profesionales de la comunicación y el periodismo analizan la situación de Europa en este campo. Bajo el título Política, entretenimiento y comunicación en Europa, los conferenciantes invitados trataron diferentes temas, como por ejemplo la evolución de las tecnologías en el territorio europeo o el cambio experimentado por los medios de comunicación. Luis Arroyo acaba de dar su conferencia “Qué le pasa a Europa en esta crisis: estados de ánimo, liderazgo e ideología”. Sale al claustro a fumarse un cigarrillo, esparciendo el humo entre los muros que soportan el peso de la historia pontevedresa. Se sienta y toma una actitud informal, pero siempre dejando entrever la seriedad de sus palabras. Presidente de “Asesores de Comunicación Pública” y autor de “El poder político en escena”, se autodefine como europeísta. Aún sabiendo lo difícil que puede llegar a ser en estos momentos para la ciudadanía tener una buena imagen de la Unión Europea, Luís Arroyo Martínez nos da las claves de por qué no existe una narrativa europea y de cuáles serían sus beneficios.
¿ Qué fue lo que causó su europeísmo?
Pues francamente y como experiencia personal, lo primero fue una especie de rechazo al nacionalismo españolista que podría calificar de pandereta, lleno de ostenticidad, donde cuanto más grande es la bandera, mejor. Me parecía bastante cutre y antiguo.
Por otro lado, cuando tuvimos que abordar la campaña de la constitución europea empezamos a reunirnos con gente de otros países y realizamos una serie de viajes a Bruselas. Todo esto me hizo caer en la cuenta de que hay algo en Europa que,a pesar de ser todavía demasiado frío, es encantador. Me siento muy bien siendo parte de la Unión Europea, digamos que tiene una bandera más simpática y que no me obliga a estar contra nadie, es confederal. En problema viene cuando todo aquello que tenemos en común con Europa no es celebrado, ni siquiera nos lo cuentan.
Al comenzar su conferencia utilizó como ejemplo de la creación de un Estado tras una guerra el Estado de Israel. ¿No cree que el construír un Estado o cualquier tipo de institución bajo una óptica religiosa extremista puede hacer caer a sus integrantes en el fanatismo?
Bueno, no sé si fanatismo, pero evidentemente ellos tienen una base religiosa, quiero decir, ellos parten de un relato mítico, de una traducción literal de la Biblia, en la que se habla del pueblo de Israel, un pueblo milenario al que le pertenece una Tierra Prometida, por lo tanto se parte de una narrativa religiosa. Eso hace que sea muy poderosa ya que el que se siente miembro del estado judío lo hace en buena parte por religión.
La organización “Debate Company” organiza seminarios con líderes de opinión que defienden la causa de Israel. Por poner un ejemplo, cuando alguien juzga al Estado de Israel como “terrorista”, ellos alegan que simplemente “defienden lo suyo” ¿no podría entenderse esto como una utilización de eufemismos para disfrazar los problemas del país?
Mucha gente lo puede interpretar así pero es que cuando hablamos estamos constantemente enmarcando, es un concepto muy de vuestra profesión, muy periodístico, es el concepto de frame. Por ejemplo, por llevarlo al terreno actual, un gobernante puede decir recortes o ajustes, y todos sabemos que ambas palabras no son lo mismo. Hemos hecho un estudio que se va a publicar ahora sobre frame y cómo cambian las cosas y las opiniones de la gente en función del frame que articule. De esta manera, hablar de un muro no evoca las mismas sensaciones ni las mismas emociones que decir “frontera”. Por ejemplo, mi padre tiene un título que dice: Licenciado en Psicología, especialidad en educación de subnormales. Hoy en día nadie consideraría que es un eufemismo decir personas con discapacidad. De todas maneras, si se quiere, todo puede ser eufemístico hasta el punto en el que existen situaciones en las que se fuerza demasiado.
A día de hoy, la Unión Europea se trata de una unión puramente económica en la que ni siquiera sus propios integrantes tienen igualdad de poder, ya que éste se establece según las posibilidades económicas de cada país. Así que, en esta tesitura, ¿cómo se puede intentar impulsar una narrativa europeista?
Yo creo que es un proceso muy largo, que tomará décadas. Lo primero que se necesita es que los propios niños se sientan europeos por que si no te lo inculcan desde niño es imposible entenderlo. Es parecido a la voluntad de la Iglesia Católica de querer establecer una enseñanza donde tenga cabida la religión. Los niños deberían tener libros en los que se tratase más a fondo la cuestión europea. Si tiene que haber una asignatura de Educación para la Ciudadanía, ¿por qué no hacer una educación para la ciudadanía europea? Cosa que, por cierto, hizo Alemania hace unos años pero que quedó en el tintero. Si los niños no se sienten europeos es debido a que los mayores no se lo estamos contando y eso es un problema de raíz que deberíamos solucionar, es el punto de partida.
¿No cree que la creación de ritos europeos para poder fomentar esa narrativa europeísta podría producir la subordinación de otros ritos más cercanos como los de la propia ciudad, pueblo o incluso país?
Para responder a esta pregunta te pondré el ejemplo de un libro muy interesante de Maalouf, “Identidades asesinas”, donde plantea la idea de que él no es o libanés o francés, si no que es ambas cosas, algo que viene mucho al caso con respecto a la cuestión catalana o la vasca. Nadie te puede obligar a ser gallego o europeo, debes ser las dos cosas a la vez. Es decir, yo creo que es perfectamente compatible una identidad europea con la identidad vasca, catalana o gallega.
Pues si las dos son compatibles, ¿ por qué defender como primera o preponderante la europea?
Como yo soy europeísta, creo que no se puede competir en el mundo ni económica, ni cultural ni socialmente solo con España o Francia. Si lo vemos desde esta óptica individualista, con respecto al resto del mundo somos muy poca cosa, pero si nos unimos tenemos mucho más poder. De todas formas soy consciente de que estamos ante un proceso lento, no se puede forzar.
La situación actual de crisis económica conlleva un ascenso del conservadurismo y de los nacionalismos más extremistas, ¿cómo afecta esto en Europa?
Que el nacionalismo se está acrecentando no es algo que diga yo si no que lo estamos viendo con los procesos de independencia en Escocia o Cataluña. Es claro el ascenso de los partidos de extrema derecha en toda Europa, además de la acentuación de las diferencias entre los españoles, los alemanes,los franceses, los portugueses, los griegos…Es evidente que cuando hay crisis, la gente se repliega en su identidad primaria, en la más cercana, y esa es la nacional. Por otro lado, en estos momentos críticos, la ciudadanía busca autoridad, unión y patriotismo. Lo que ocurre es que en vez de encontrar una vía de escape en Europa, la estamos buscando en naciones, a veces naciones-estado y otras veces naciones-potencia.
¿No encuentra analogías entre ese sentimiento europeísta que usted defiende con el sentimiento nacionalista catalán, gallego o vasco?
Sí claro, por supuesto, si es que estamos genéticamente programados para sentirnos parte de una cultura. Por ponerte un ejemplo, en el mundo musulmán se habla de una nación árabe construída bajo la identidad islámica. Un marroquí siente sintonías culturales con un argelino, a pesar de la mala relación que se da muchas veces, un tunecino o incluso un saudí. Europa también tiene una fuerte indentidad y mucho potencial, pero nadie nos lo recuerda ni nos lo hace ver, carecemos de un gran dirigente o institución que impulse nuestra identidad común.
¿Según esto, entonces, es Artur Mas el gran creador o impulsor de la narrativa catalana?
No, la narrativa ya existía con anterioridad. Lo que ha hecho Mas es darle vía libre, creando un proceso de independencia cuyo enemigo es España y que cuenta con un relato: primero se dan las manifestaciones y después aparecen bonitas coincidencias,como la fecha clave de la Diada. El desenlace de su proceso nos lleva a unas elecciones con un plebiscito para el 25 de noviembre en las que hay que decirle sí o no. Lo ha hecho muy bien desde el punto de vista estratégico. No es que él haya creado la narrativa, si no que la ha canalizado.
¿ Necesitaríamos un Mas en Europa para impulsar la narrativa europeísta?
En nuestro caso sería mucho más costoso por que la narrativa catalana ya existía, se lleva gestando muchos años, mientras que la europea no, así que no se puede hacer de la noche a la mañana. No tengo ninguna duda de que si tuviéramos una decena de líderes europeos fuertes, potentes y con voluntad se aceleraría el proceso de la consolidación del europeísmo. A pesar de que haya otros precedentes como Gandhi en la India o Martin Luther King con la cultura afroamericana en Estados Unidos, en el caso europeo no bastaría sólo con un Mas.
Aún siendo europeísta, objetivamente, ¿ qué opina de que en estos momentos se la haya dado el Premio Nobel a la UE?
He leído las críticas en EEUU y simpatizo mucho con ellas, creo que tienen razón cuando dicen ” qué premio más mal dado” ya que estamos ante una Europa rota, dividida… Creo que realmente este premio se lo toman a broma, yo por lo menos es lo que he hecho. Yo no me siento felicitado ni orgulloso, hubiese preferido que se lo dieran a la Cruz Roja, si es que no lo tiene ya.